Las babosas dispersan las esporas de los hongos

Babosa de la especie Meghimatium fruhstorferi.
Babosa de la especie Meghimatium fruhstorferi 📷 Maksim

🌳 Los descomponedores, esa amalgama de criaturas que pululan por el “alcantarillado” de los ecosistemas, cumplen una función vital pero desconocida. Ellos son los encargados de desmenuzar la ingente cantidad de biomasa digerida, desechada o muerta; para así dar un último impulso a las sustancias vitales y situarlas, de nuevo, en la casilla de salida de la cadena trófica. Este eslabón es mucho más que una simple frase descriptiva, ya que sus actores andan enredados en una madeja con nudos fascinantes 🤨

🌳 Y aquí, con paso lento y viscoso, nos encontramos a las babosas. Estos moluscos son asiduos degustadores de setas, afición que les ha conferido un inesperado papel en esta historia. Por dar un nombre, tomemos el ejemplo de la especie Meghimatium fruhstorferi, la cual fue objeto de un reciente estudio. Dichas babosas pueden desplazarse unos 10 m en 5 horas, recorriendo diversas capas de hojarasca, restos de madera, ramas y árboles muertos. En estos paseos, estarían ayudando a la dispersión de los hongos que actúan en la descomposición de la materia orgánica del suelo 🍄

💩 Investigadores japoneses han descubierto cómo, tras alimentarse de diversas setas, M. fruhstorferi ayuda a la dispersión de las esporas de los hongos. Después de estudiar sus heces, hallaron esporas de distintos grupos y, lo más importante, demostraron que podían germinar. Es más, las esporas de Pleurotus, Armillaria y Gymnopilus que habían pasado por las tripas de los moluscos tenían una mayor capacidad de germinación que aquellas recolectadas en el campo. Este papel como dispersores también se demostró en el laboratorio, donde se alimentó a las babosas con setas de la especie Tylopilus vinosobrunneus 🍄

🐦 Así que, aunque menos vistosa, una babosa podría mirar a una orgullosa ave zampadora de semillas y decirle: “Nosotras también dispersamos vida” 🙂

Podéis leer más sobre esta investigación aquí 👉 Fungal spore transport by omnivorous mycophagous slug in temperate forest


🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏 

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