El pez perla y su peculiar escondite

Pez perla escondido en un pepino de mar
Pez perla escondido en un pepino de mar. Crédito: Orangkucing.

🐟🐟🐟 Cuando eres un pez pequeño te enfrentas a una multitud de peligros en el mar. Bocas enormes 🦈 tentáculos 🐙 potentes venenos o depredadores emboscados detrás de una roca hacen que sobrevivir parezca una misión aterradora. Por ello, muchas especies han desarrollado ingeniosas estrategias con las que eludir la muerte ☠️ En este grupo se encuentran los llamados pearlfish o peces perla, que se esconden en el ano de los pepinos de mar 😯

Los peces perla tienen un cuerpo alargado y delgado, lo que les permite entrar en el cuerpo de un pepino de mar. La razón de su comportamiento es sencilla: encontrar refugio frente a cualquier depredador que esté al acecho 🤔 Pero para el equinodermo no acaban ahí las malas noticias. Dependiendo de la especie del pez, también puede aprovechar la ocasión para alimentarse de sus tejidos internos 😐 Por fortuna, el pepino de mar es capaz de regenerar parte de sus órganos, así que no debería temer ser devorado desde dentro 🙃

🐟🐟🐟 Pero ¿por qué estos peculiares peces son conocidos como pearlfish? Esto se debe a que su exitosa estrategia no siempre da buenos resultados. Cuando la población de equinodermos escasea, pueden verse obligados a buscar refugio en otros animales 🐚 Algunos ejemplares decidieron que era una buena idea entrar dentro de ostras, pero la realidad es que se trata de una trampa. Allí pueden quedar atrapados y acabar muriendo en el interior del molusco. Una vez muertos, la ostra recubre el cuerpo del pez con el mismo material que forma las perlas. Como si se tratase de un rocambolesco funeral, los peces terminaron cubiertos con una brillante mortaja de nácar 😯

Os dejo aquí un vídeo del Museo de Historia Natural de Londres donde hablan de uno de estos casos: The fish that’s also a pearl.


🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏 

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