Es un día caluroso. Tienes que recorrer la ciudad y para ello hay dos posibles trayectos: unas calles a pleno sol o atravesar un frondoso parque ¿Cuál escoges? Seguramente te hayas decantado por los árboles y su fresquita sombra. Cuando camines por debajo de sus copas recuerda ese adjetivo: fresquita. Es poco conocido que los árboles no sólo nos evitan el calor por su sombra. En silencio, modifican el aire a su alrededor gracias a la transpiración. Y esto es asombroso porque, como la mariposa que bate sus alas, los árboles de un punto de la Tierra pueden hacer que llueva a kilómetros de allí. Aunque necesitarás muchos, millones de árboles.
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