Seguramente hayas oído aquello de “antiguamente, una ardilla podía ir de un punto x a otro y, saltando de árbol en árbol. Sin pisar nunca el suelo”. Si bien esta afirmación no suele ser cierta, hace alusión a una realidad: nuestros antepasados vivían rodeados de más bosques. Sin embargo, actualmente la gran mayoría de formaciones boscosas están en retroceso. Los árboles están siendo asediados por Homo sapiens. Están perdiendo frente a la deforestación.
Hagamos recuento. En septiembre de 2015, la revista Nature publicó un artículo que pretendía responder a la pregunta ¿cuántos árboles hay en el mundo? Los científicos se armaron de imágenes por satélite, inventarios forestales y herramientas de supercomputación para dar con la cifra. La estimación arrojó unos tres billones de árboles en el mundo. Parecen muchos, pero la realidad es que el número de árboles disminuyó un 46 % desde que comenzamos a construir civilizaciones. Según los investigadores, la deforestación se lleva por delante 15000 millones de árboles al año. En este artículo también se identificaban los lugares con mayor densidad forestal: los bosques boreales de Rusia, Escandinavia y Norteamérica. Sin embargo, si lo que estamos buscando es mucha extensión debemos ir a los trópicos, donde el 43 % de los árboles echan sus raíces. Pero antes de adentrarnos en las selvas, echemos un vistazo a Europa.
Otro estudio, publicado también en Nature, en enero de 2018, llegaba a la conclusión de que, durante los últimos 6000 años, Europa había perdido la mitad de sus bosques. El estudio de los registros de polen mostraba que dos tercios de Europa central y del norte estaban cubiertos por árboles. Las ardillas de aquella época debían estar contentas.

Los bosques europeos han sido víctimas del progreso humano. Crear campos de cultivo y tener madera pesaban más que cualquier recurso forestal o los, por aquel entonces desconocidos, servicios ecosistémicos. Así ha sido desde la revolución agrícola. Y es que esta regresión se empezó a producir en el Neolítico y se aceleró en la Edad del Bronce. Por ejemplo, hace 3000 años Gran Bretaña ya había perdido el 20 % de sus bosques. Afortunadamente, la regresión de los bosques europeos se está frenando e incluso revirtiendo. Desafortunadamente, el problema no está resuelto y ahora las motosierras y el fuego se alimentan de la madera tropical.
El informe Living Forest Report de WWF de 2015, denunciaba que el 80 % de la deforestación mundial, hasta 2030, se concentrará sólo en once regiones. Esta es la lista: la Amazonía, el Bosque Atlántico y Gran Chaco, Borneo, el Cerrado brasileño, Chocó-Darién, la Cuenca del Congo, África Oriental, el este de Australia, el Gran Mekong, Nueva Guinea y Sumatra. La causa principal de deforestación en estos lugares son la agricultura y la ganadería, siendo la producción de soja y aceite de palma (del que ya hemos hablado por aquí) las más importantes.
Lejos de frenar, la deforestación se está acelerando. También en el año 2015, la ONU advertía que la pérdida de bosques se había disparado. Durante el periodo de 1990 a 2000 se esfumaron 4 millones de hectáreas al año. En el siguiente periodo, de 2000 a 2010, fueron 6,5 millones de hectáreas por año. Es decir, se deforestaba una superficie como Noruega cada cinco años. A nivel regional, América Latina tropical fue la de mayor incremento (con Brasil a la cabeza), seguida de Asia tropical (destacando Indonesia, Malasia, Camboya, Tailandia y Filipinas) y África tropical. En el continente que nos vio nacer, preocupa el destino de los bosques de la Cuenca del Congo (la segunda mayor selva tropical del mundo) y las formaciones boscosas de los impresionantes baobabs de Madagascar.

Al año siguiente, 2016, la FAO identificó que un 40 % de la deforestación mundial se debía a la agricultura comercial, el 33 % a la agricultura de subsistencia local, el 10 % a la creación de infraestructuras, otro 10 % a la expansión urbana y un 7 % a la minería. Aunque quizás lo más interesante del estudio es que los países donde más está creciendo la deforestación son aquellos donde los ingresos son más bajos. Poniendo apellidos a la deforestación: pobreza.
Durante el Neolítico, la Edad Media o en la Revolución Industrial, la humanidad no era consciente de la importancia de los bosques. No sería justo juzgarla con nuestro actual prisma. Pero nuestra civilización global no tiene excusas. Nos jugamos mucho dejando que el reinado de los árboles sea arrancado de raíz. Biodiversidad, recursos forestales, salud… Incluso luchar contra el cambio climático. La deforestación (la quema del bosque) genera un 12 % de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, casi empatada con el tráfico de vehículos. Y es que los bosques pueden encerrar el dichoso carbono capturándolo de la atmósfera. Dejemos que los árboles cuiden de todos. Seremos más felices. Las ardillas también.
Referencias:
Nuestro planeta alberga tres billones de árboles.
Europe’s lost forests: Coverage has halved over 6,000 years.
Más del 80 % de la deforestación futura se concentrará en sólo 11 lugares.
Felling of tropical trees has soared, satellite shows, not slowed as UN study found.
Cada año se pierden siete millones de hectáreas de bosque tropical.
We are destroying rainforests so quickly they may be gone in 100 years
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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