
🌎 En 1987, Estados Unidos puso en marcha un plan para capturar a todos los cóndores de California (Gymnogyps californianus) que quedaban en la naturaleza. Los augurios no eran buenos, pues la especie estaba a punto de escribir su nombre en la lista de aves extintas. Impactos como la contaminación por DDT o el plomo, la caza furtiva y la destrucción de hábitat, derivaron en un exigua población formada por tan solo 22 ejemplares. Por fortuna, los esfuerzos de conservación han logrado que, en estado salvaje y en cautiverio, ahora podamos contar más de 500 cóndores californianos 💪
🤨 Dentro de esta población se ha producido un hecho insólito. Debido al escaso número de individuos, los programas de reproducción realizaron un exhaustivo seguimiento del ADN para que la baja variación genética no quebrara el proyecto. De esta forma, se evita que las aves seleccionadas para ser emparejadas estén estrechamente relacionadas. Y aquí es donde viene la sorpresa: dos polluelos machos, que habían nacido en el zoológico de San Diego, resultaron haber nacido de huevos cuyas madres no habían sido fecundadas 😮
🥚 El ADN de dichos polluelos era idéntico al de sus madres… Ni rastro de padres. En efecto, estamos hablando de algo que en biología se conoce como partenogénesis. Esta adaptación es común entre invertebrados como los pulgones o las estrellas de mar. Pero en el mundo de los vertebrados tan solo podemos contar un puñado de ejemplos, que incluyen peces, reptiles y raros casos en aves domésticas 🦎
🤔 Tras conocerse la noticia, una pregunta sobrevoló el ambiente: ¿puede la partenogénesis ayudar al cóndor californiano a esquivar la extinción? Por desgracia, dichos casos son inusuales porque este camino no es viable para animales como las aves o los mamíferos. De los dos polluelos, uno murió antes de alcanzar la madurez sexual, mientras que el otro no parece tener la fortaleza necesaria para procrear 😕
Datos que se quedaron en el tintero 🖋
👉 Los óvulos, al igual que los espermatozoides, son células haploides. Es decir, solo tienen una copia de la baraja de cartas genética. Para dar lugar a un individuo, necesitan fusionarse en un cigoto diploide y así tener dos copias de los genes. Durante la partenogénesis, el óvulo no fertilizado se convierte en diploide al fusionarse con otra célula (la cual proviene de la misma división que la creó) o porque de alguna forma logra replicar toda la baraja de cartas.
👉 Al igual que otras aves, los cóndores presentan dos cromosomas sexuales: Z y W. La clave de este sistema radica en la cantidad de copias del gen DMRT1, el cual determina el sexo y está presente en el cromosoma Z. De esta forma, las aves machos son ZZ (dos copias del gen), mientras que las hembras son ZW (una sola copia). En el caso de la partenogénesis, el polluelo puede ser macho al obtener dos cromosomas Z de su madre, pero morirá si durante el proceso acaba siendo WW.
Puedes leer más sobre esta historia aquí 👉 The endangered condor surprised researchers by producing fatherless chicks. Could ‘virgin birth’ rescue the species?
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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