
¿Puede la vida en la Tierra afectar al movimiento de las placas tectónicas? 🤨 Parece algo imposible, pero un estudio realizado por científicos de la Universidad de Texas ha demostrado un posible vínculo entre la vida en la Tierra y el movimiento de los continentes.
🌍 En geología se conoce como subducción al proceso mediante el cual una placa tectónica acaba hundiéndose debajo de otra. Según los modelos geológicos, cuando las rocas sedimentarias llegan a una zona de subducción actuarían como lubricante entre las placas, acelerando la subducción. De esta forma, los científicos describen el siguiente bucle: Conforme aumenta la velocidad de la placa que queda por debajo, habrá menos tiempo para que se acumule sedimento. Al haber menos sedimento, la subducción será más lenta y esto permitirá el crecimiento de montañas 🏔 en los límites de las placas. Finalmente, la erosión de las montañas creará más sedimentos, que al llegar a la zona de subducción reinician el ciclo.
¿Y en todo este ciclo cómo puede influenciar la vida? 🤔 Muchos organismos marinos, como los milimétricos foraminíferos que vemos en la imagen 😍, presentan conchas o estructuras que actúan como esqueleto o a modo de protección. Al morir, estas estructuras acaban en el fondo marino, pasando a formar parte del sedimento junto con las partículas arrastradas por la erosión de las montañas. Según el modelo desarrollado por los científicos americanos, esta acumulación podría explicar la aceleración de la India hacia el norte hace unos 70 millones de años 😮 A medida que la India avanzaba por mares ecuatoriales repletos de vida, se encontraba con roca sedimentaria principalmente de origen biológico. La marcha del continente se aceleró de 5 cm por año a 16 cm por año. Pero conforme se acercaba a Asia, la cantidad de sedimento fue menor y finalmente acabó disminuyendo antes de chocar con el continente asiático 🌏
Mas información:
New study reveals connection between climate, life and the movement of continents
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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