Terry Erwin y los escarabajos

🌳🌳🌳 Imagina un árbol, alto y frondoso, en la selva. ¿Cuántas especies de escarabajo crees que viven en él? Sin miedo a equivocarnos, podemos afirmar que habrá al menos una especie por cada tipo de recurso que proporcione el árbol. De esta forma, algunos coleópteros estarán especializados en comer hojas, mientras que otros prefieren los frutos o la corteza. O incluso encontraremos fungívoros, los cuales se alimentan de los hongos que crecen sobre el árbol. No nos podemos olvidar de las especies depredadoras y, por supuesto, los carroñeros que degustan los cuerpos de todos los demás 🐞

🌎 Así que, semejante árbol resulta ser un vergel de biodiversidad. Esta es la realidad que constató el famoso entomólogo Terry Erwin. A principios de la década de 1980, dio a conocer sus estudios sobre la diversidad de escarabajos en los bosques de Panamá. Para su investigación, Erwin seleccionó 19 ejemplares de guácimo colorado (Luehea seemannii) que roció con una nube de insecticida poco persistente. Posteriormente, recogió y catalogó los artrópodos que cayeron. De esta forma, estimó que en ellos habitaban alrededor de 1200 especies de escarabajos, de los que 163 eran específicos del guácimo 😮

🤔 Armado con estos datos, Erwin publicó un artículo en 1982 titulado Tropical Forests: Their Richness in Coleoptera and Other Arthropod Species, cuyas conclusiones causarían cierto revuelo en la biología. En aquel trabajo se propuso hacer una estimación para responder a la pregunta: ¿Cuántas especies hay en una hectárea de bosque tropical?. Suponiendo que en cada hectárea existían unas 70 especies de árboles, llegó a la conclusión de que habría un total de 12448 especies de escarabajos por hectárea de bosque tropical. Aún a riesgo de caer en la sobreestimación, Erwin fue un poco más allá. Sabiendo que existían alrededor de 50000 especies de árboles en los trópicos y que los insectos de aquellas regiones tienen distribuciones pequeñas, calculó que el número de especies de artrópodos tropicales podría rondar los 30 millones 🤯


🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏 

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