
🧠 El conocido como “síndrome de domesticación” son un conjunto de características que pueden identificarse entre los mamíferos domesticados. La reducción del tamaño cerebral es una de ellas y se trata de un rasgo confirmado en animales como los perros, las ovejas o incluso entre los conejos. ¿Ocurrió lo mismo con nuestros ronroneantes compañeros? 🤔
🔍 Investigadores de la Universidad de Viena y los Museos Nacionales de Escocia se propusieron dar respuesta a la susodicha pregunta. Para ello, replicaron estudios sobre el volumen craneal de los gatos domésticos publicados en las décadas de 1960 y 1970, ya que en otros casos este tipo de análisis se habían quedado anticuados 📜
🐱 El trabajo consistió en medir los cráneos de un gran número de gatos domésticos (Felis catus) para estimar el tamaño de sus cerebros. Posteriormente, compararon estas cifras con las presentadas por los gatos africanos salvajes (F. lybica), quienes son considerados los antepasados de los mininos. También tuvieron en cuenta las características de los gatos monteses (Felis silvestris) y de ejemplares híbridos 🐈🐈🐈
🐱 Sus resultados confirmaron que los cerebros de los gatos domesticados son “mucho más pequeños que los de sus antepasados”. Esto es debido a la disminución de las células de la cresta neural, región involucrada en el procesamiento y respuesta a las amenazas. Un camino evolutivo lógico teniendo en cuenta que, gracias a su pacto con los humanos, los gatos se enfrentan a menos amenazas que sus parientes salvajes 😼
Puedes consultar el artículo sobre esta investigación aquí 👉 Cranial volume and palate length of cats, Felis spp., under domestication, hybridization and in wild populations
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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