🕷 Danzarinas y coloridas, las arañas saltarinas se han ganado un hueco en el club de los animales más vistosos. Dichos arácnidos son famosos por sus brillantes cortejos en pequeñas pistas de baile. Es aquí donde encontramos a Saitis barbipas, la especie protagonista de esta noticia. Los machos de estas arañas lucen trajes negros y rojos con los que llamar la atención de las hembras…o eso pensábamos, porque estos relucientes artrópodos son en realidad daltónicos 😮
🤩 La característica más llamativa de los machos de S. barbipas es su tercer par de patas, las cuales alzan durante el cortejo. Dado su tamaño y aspecto, deben ser una de las partes más importantes de la exhibición. Por ello, investigadores internacionales se propusieron examinar qué papel jugaba el color de las patas en esta historia de amor. En un principio supusieron lo evidente: el color rojo era fundamental para la comunicación arácnida. Sin embargo, tras analizar en detalle los ojos de esta especie, no encontraron evidencia de fotorreceptores rojos o cualquier otra pista indicadora de que realmente son capaces de ver dicho color. En cambio, hallaron parches sobre la superficie de las arañas que absorben longitudes de onda ultravioleta. Como resultado, ante los ojos de sus congéneres, estos animales brillan con una tonalidad “verde araña” 🤨

📷 Mateusz Glenszczyk y Cynthia Tedore
🤔 En palabras de Nathan Morehouse, uno de los científicos que ha trabajado en el estudio, “es un poco desconcertante lo que está pasando aquí”. Una explicación que considerábamos segura, aparece ahora cubierta con una niebla de incógnita. Entonces, ¿para qué sirven la coloración roja y negra? Una posibilidad es que se trata de un tipo de camuflaje, ya que los parches negros y rojos (vistos por determinados depredadores) se podrían difuminar para convertirse en un color intermedio entre naranja y marrón; permitiendo así a las arañas esconderse entre la hojarasca 🌳
Podéis leer más sobre esta historia aquí 👉 Meet a colorful but colorblind spider
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
🐜 Si no quieres perderte ninguna historia de Myrmarachne, puedes seguirme en la red social que más te guste 👇
📜 O suscribirte a la Newsletter de Wallace para recibir todas las novedades en tu email.
☕️ Y si quieres apoyar el trabajo que realizo, puedes invitarme a un café ☕️ o hacerte mecenas de Myrmarachne en Patreon. Así tendré más energía para rastrear otras historias y escribir sobre ellas.
🐜🐜🐜🐜🐜