🔍 Una, dos, tres,…diez,…cien,…mil… 1.306 patas tiene Eumillipes persephone. Este milpiés, de aspecto pálido, forma alargada y sin ojos, se ha convertido en el primer milpiés del que realmente podemos asegurar que su nombre hace honor a la verdad. Pero además, el pequeño artrópodo se ha coronado como el animal con más patas de la Tierra 😮
🔝 Eumillipes persephone ha pateado, con mucha deportividad, el anterior récord que atesoraba entre sus apéndices otro milpiés. Hablamos de un ejemplar de Illacme plenipes que paseaba por California gracias a sus 750 patas 😮
📃 El descubrimiento de dicho milpiés también ha supuesto la descripción de un nuevo género, cuyo nombre deriva de fusionar la palabra griega eu (verdadero) con las latinas mille (mil) y pes (pie). Por otro lado, su epíteto específico, el apellido científico de la especie, hace alusión a su oscuro y profundo hábitat… 🤨
🌏 En 2020 Eumillipes persephone fue descubierta en un pozo de perforación asociado a una explotación minera en Australia Occidental. En efecto, su hogar se localiza a una profundidad de entre 15 y 60 metros bajo tierra. Por eso su epíteto específico hace referencia a la diosa griega del inframundo: Perséfone 😈
💬 Esta especie es una pequeña muestra de la conocida como troglofauna. Dicho término engloba a aquellos animales que merodean en el interior de las cuevas, los cuales podemos clasificar según el grado de adaptación a estos lugares 👇
👉 Troglobios: Siempre viven en el interior de las cuevas. Muchas de estas especies pierden el color y la visión.
👉 Troglófilos: Utilizan las cuevas como un hogar habitual, aunque también se les puede ver fuera de ellas.
👉 Trogloxenos: Acuden a las cuevas de forma ocasional.
Puedes leer más sobre esta historia aquí 👉 1 millipede, 1,306 legs: we just discovered the world’s leggiest animal hiding in Western Australia
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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