
🌏 En el año 2000, durante su luna de miel en Tailandia, el entomólogo George Beccaloni tuvo un encuentro con una curiosa escolopendra. Cuando la sorprendió en su escondite bajo una piedra, el artrópodo corrió a refugiarse a un arroyo cercano. Ante los ojos del científico, aquella criatura se zambulló, buceó por el lecho y buscó un nuevo escondrijo bajo una roca sumergida. Acababa de descubrir la primera escolopendra anfibia 🤨
🐸 El sorprendente artrópodo no sería descrito científicamente hasta el año 2016, cuando fue bautizado como Scolopendra cataracta. Por desgracia, sabemos muy poco sobre esta especie. Tan solo se han encontrado un puñado de ejemplares en Laos, Tailandia y Vietnam. Uno de ellos resultó ser un individuo recolectado en 1928, que se conservaba en el Museo de Historia Natural de Londres, el cual había sido identificado de forma incorrecta. Beccaloni especula que el estilo de vida semiacuático les podría servir para dar caza a invertebrados acuáticos o anfibios 😮
💧 Durante mucho tiempo, S. cataracta fue la única escolopendra anfibia de la que teníamos noticia. Sin embargo, posteriormente se registró este comportamiento en el ciempiés pelirrojo chino (S. subspinipes mutilans). Recientemente se ha anunciado el hallazgo de otra especie, por lo que el club de las escolopendras anfibias ya cuenta con tres socios 3️⃣
🇯🇵 La última vez que se encontró una nueva especie de ciempiés en Japón ocurrió hace 143 años. Pero el contador ha sido reseteado con la aparición de S. alcyona en la isla de Okinawa, la cual también ha sido registrada en Taiwán. Gracias a sus 20 cm de largo y casi 2 cm de grosor, es el ciempiés más grande allí donde medra. Sus descubridores, encabezados por el miriapodólogo Sho Tsukamoto, partieron en su búsqueda tras escuchar las historias sobre un ciempiés que atacaba a langostinos gigantes de río. Todo un desafío a la típica visión que tenemos de las escolopendras 😮
🤔 Este pequeño club nos demuestra una cosa: en biología abundan las excepciones que rompen los esquemas.
Puedes leer más sobre esta noticia aquí 👉 New amphibious centipede species discovered in Okinawa and Taiwan
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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