Los cangrejos del bosque

3–4 minutos
Crías del cangrejo rojo de la Isla de Navidad (Gecarcoidea natalis). 📷: Chook Keeper.
Crías del cangrejo rojo de la Isla de Navidad (Gecarcoidea natalis). 📷: Chook Keeper.

Cada año, los bosques de la Isla Navidad son testigos de una procesión de patas y pinzas 🦀🦀🦀 Lejos del océano, los cangrejos de la especie Gecarcoidea natalis pasan su vida buscando comida entre la hojarasca que se acumula en el suelo 🌳🦀🌳 Son crustáceos terrestres, toman el oxígeno del aire y evitan las horas de más calor para no deshidratarse, pero siguen manteniendo un vínculo con el mar: sus larvas deben desarrollarse en el medio acuático 🌊

El cangrejo rojo de la Isla de Navidad (Gecarcoidea natalis) se ha adaptado a un estilo de vida terrestre. 📷: DIAC images
El cangrejo rojo de la Isla de Navidad (Gecarcoidea natalis) se ha adaptado a un estilo de vida terrestre. 📷: DIAC images.

Así que, cuando llega el momento de reproducirse, los cangrejos migran desde las zonas interiores de la isla hasta la costa. Se mueven por millones, atravesando carreteras o sorteando las raíces de los árboles hasta llegar a la playa. Allí, los machos excavarán una madriguera para atraer a las hembras ❤️ Ellos volverán al abrigo de la sombra del bosque, pero ellas se quedarán incubando los huevos. Cada hembra puede producir hasta cien mil huevos 😮 Llegado el momento, deberán acercarse a la orilla para liberar a la próxima generación. Pero tendrán que hacerlo con cuidado, puesto que si caen al mar o una ola las arrastra morirán ahogadas ya que no saben nadar 😕

Más o menos cada seis años, las corrientes marinas varían de forma favorable haciendo que las crías puedan alcanzar la isla 🏝 Tras una marea alta, millones de diminutos cangrejos 🦀🦀🦀 toman la playa haciendo el camino contrario al que realizaron sus progenitores. Salvando montañas de arena y guijarros, buscan el ecosistema para el que realmente están adaptados, dejando atrás la vida acuática donde evolucionaron sus antepasados.

Referencia:

La vida a prueba. David Attenborough.


🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏 

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