
Cuando eres un crustáceo que mide un milímetro, poco puedes hacer contra las fauces de un pez 🐟 La única salida que te queda es huir lo más rápido posible. Y si es antes de que aparezca el depredador, mucho mejor. Esta es la estrategia que han desarrollado las pulgas de agua como Daphnia magna 🤔
Las Daphnia son crustáceos que podemos encontrar en muchos ecosistemas acuáticos 🏝 Viven filtrando partículas en suspensión, bacterias y algas, siendo vitales para controlar la población de estas últimas. Sin embargo, alimentarse de algas tiene sus riesgos ya que implica estar en la superficie del agua, al alcance de los peces. Por eso, las especies de Daphnia han desarrollado un comportamiento migratorio para evitar a sus depredadores. Durante las horas de luz ☀️ pasan el tiempo en las capas de agua más profundas y oscuras. Mientras que por la noche se dirigen a las capas superiores a alimentarse. En algunos casos pueden recorrer hasta 60 metros todos los días 😯
Esta estrategia no es infalible y puede ocurrir que haya peces merodeando 🐟🐟 Para ello, Daphnia magna tiene un as en la manga: huele a los peces. En concreto detecta la molécula conocida como 5-α-ciprinol sulfato, un tipo de sal biliar que producen los peces. Cuando las pulgas detectan esta sustancia, huyen a las profundidades del agua. El 5-α-ciprinol sulfato es lo que se conoce en biología como una kairomona. Estas sustancias actúan como un sistema de espionaje 👀 en el que una especie detecta a otra gracias a moléculas que producen por diversos motivos. Por ejemplo, un depredador puede localizar a una presa cuando huele su orina. En el caso de las peces, las sales biliares son necesarias para su metabolismo, por lo que no pueden evitar emitirla al agua. Punto evolutivo para las Daphnia 💪
Más información:
Water flea can smell fish and dive into the dark for protection
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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