Sollasina cthulhu, una criatura del Silúrico

El equinodermo Sollasina cthulhu vivió en los mares del Silúrico. Crédito: Elissa Martin, Yale Peabody Museum of Natural History.
El equinodermo Sollasina cthulhu vivió en los mares del Silúrico. Crédito: Elissa Martin, Yale Peabody Museum of Natural History.

¿Una cría de Cthulhu? 👾 El fósil de esta criatura fue descubierto en Herefordshire, Reino Unido. Este extraño animal pertenecía al grupo de los opiocistioides, una clase de equinodermos extintos que vivieron entre el Ordovícico Inferior y finales del Pérmico. Apenas medía más de 3 cm de ancho y con sus 45 “tentáculos” podía arrastrarse por el fondo del océano y capturar su alimento 😋 Debido a su parecido con la criatura creada por HP Lovecraft, sus descubridores la han bautizado como Sollasina cthulhu 😆

El yacimiento de Herefordshire fue descubierto en el año 1996. Se formó durante el Silúrico, hace unos 430 millones de años. La acumulación de ceniza volcánica fina permitió la fosilización en tres dimensiones de animales de cuerpos blandos y delicados 😮 Gracias a ello, sabemos que Sollasina cthulhu compartió su hogar con poliquetos, esponjas, graptolites (un tipo de animal colonial), moluscos con forma de gusano y con Aquilonifer spinosus. Este último, era una especie de artrópodo que medía 1 cm de largo y no tenía ojos 🦐

Para el estudio de Sollasina cthulhu se tuvo que cortar el fósil en varias capas, con las que obtener cientos de imágenes de los cortes y reconstruir el fósil en 3D  De esta forma, pudieron ver un anillo interno que tendría relación con el sistema vascular de agua que usan algunos equinodermos para moverse. Esto ha permitido determinar que, a pesar de su aspecto, Sollasina cthulhu está más emparentado con los pepinos de mar que con los erizos de mar.

Más información:

‘Cthulhu’ fossil reconstruction reveals monstrous relative of modern sea cucumbers


🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏 

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