
Abeja de la miel parasitada por un ácaro de la especie Varroa destructor. Crédito: UMD/USDA/PNAS
En todo el mundo las colonias de abejas de la miel 🐝🐝 (Apis mellifera) están sufriendo un cóctel de amenazas: pesticidas, enfermedades, mala nutrición y pérdida de hábitat 😢 Pero recientes investigaciones apuntan a que un ácaro, Varroa destructor, sería la más importante de todas ellas.
Varroa destructor tiene predilección por el tejido graso de las abejas, que se concentra en la parte inferior del abdomen. Imaginemos a un organismo del tamaño de nuestras cabezas, que trepa por nuestro cuerpo y en un punto determinado se acopla para morder y comer poco a poco sólo uno de nuestros órganos 😧 El tejido graso de la abeja cumple funciones vitales para ella. Actúa como almacén de nutrientes, realiza funciones similares a la del hígado humano y contribuye a su sistema inmunitario. Gracias a este tejido, pueden producir una cera con la que cubrir sus exoesqueletos y protegerse de enfermedades. Por ello, la presencia del ácaro hace que las abejas no estén nutridas, no puedan desintoxicar pesticidas y sean vulnerables a enfermedades como la producida por el virus del ala deformada ☠️
Esta pesadilla para las abejas es endémica de Corea, Japón y Tailandia. Allí parasita a la abeja melífera asiática (Apis cerana), que ha evolucionado con el ácaro y es capaz de desarrollar comportamientos de higiene con los que elimina al parásito 💪 Sin embargo la especie europea no tiene ninguna defensa contra el ácaro. Sólo algunas poblaciones rusas han mostrado tener cierta resistencia. Se cree que fue en Filipinas, a principios los años sesenta, cuando un grupo de abejas A. melifera importadas entró en contacto con abejas asiáticas infectadas. Desde entonces el ácaro se ha propagado por el resto del mundo, provocando enormes costes en la apicultura mundial.
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