
📷 Bernard Dupont
🪲 ¿A quién no le resulta curioso el escarabajo pelotero? Esta pequeña criatura, famosa por empujar bolas de excremento con sus patas traseras, es mucho más que un personaje cómico de la naturaleza. Su gusto por los desechos de otros animales no deja indiferente a nadie. Sin embargo, al adentrarnos en su mundo, estos artrópodos revelan una sorprendente complejidad que los hace aún más fascinantes 💩
🌳 Hagamos primero una presentación taxonómica. Estos insectos pertenecen al orden de los coleópteros y a la subfamilia de los escarabeínos, que incluye más de 5.000 especies coprófagas. Los adultos se alimentan de los microorganismos que medran en los excrementos, mientras sus larvas devoran la materia fibrosa 🐛
🧬 Su existencia está tan ligada a la caca que, según estudios genéticos, su evolución comenzó durante el Cretácico inferior hace 115-130 millones de años. ¿Y qué animales dejaban grandes montones de excrementos en aquella época? Sí, los dinosaurios 🦕
🌺 Se cree que la expansión de las plantas con flores (angiospermas) en el Cretácico pudo enriquecer las ensaladas de los grandes reptiles, creando montañas de excrementos que los escarabajos colonizaron como un nuevo nicho. Precisamente, la diversificación de este grupo está correlacionada con este hito botánico. Esto fue así hasta la extinción de los dinosaurios, cuando la diversidad de dichos escarabajos también decayó ☄️
🦣 Por suerte para nuestros protagonistas, los mamíferos no sufrían de estreñimiento. Cuando los dinosaurios se extinguieron, los mamíferos heredaron el papel de proveedores de excrementos, salvando a estos insectos de desaparecer 🙌

📷 Marcus Byrne.
🏃 Sin embargo, la vida como pelotero no es fácil. Los montones de estiércol están plagados de competidores. Por ello, cuando encuentran el botín, se afanan en extraer una bola, salir corriendo y así evitar peleas. Pero antes de partir, se suben a la bola y giran dando vueltas como si estuvieran bailando. ¿Acaso están celebrando haber encontrado una fortuna? En realidad, están observando el cielo para ver la posición del sol o de la luna, si el banquete es por la noche 🌕
☀️ Dentro de sus pequeños cerebros guardarán una imagen de los cuerpos celestes, que les ayudará a salir en línea recta desde la pila de excrementos. La dirección da igual, sólo tienen que alejarse de la pugna por el recurso. Mientras se alejan, volverán a subirse a la bola para comprobar que no se están desviando o regresando al montón de estiércol 🗺️
⭐ Uno de estos intrépidos gourmet, el escarabajo pelotero africano (Scarabaeus satyrus), va un poco más allá y aprovecha el brillo de la Vía Láctea para su mapa mental. No es que sepan distinguir las constelaciones individuales, sino que usan el gradiente de luz/oscuridad generado por nuestra galaxia. Esta adaptación le ha dado el título de primer animal no humano en orientarse mediante la Vía Láctea 😯
🥵 A veces estos bailes no están relacionados con el sentido de la orientación. En días calurosos, suben a las bolas para refrescar sus patas en la humedad del excremento, evitando quemarse en la arena ardiente 🪲💩

Deja un comentario