Entrevista a Pedro García Haro: «No nos podemos sentir orgullosos por la gestión de los residuos urbanos andaluces»

En la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad de Sevilla, hablamos con Pedro García Haro, investigador y profesor de la Universidad de Sevilla, sobre el trabajo que desarrolla su grupo de investigación, Ingeniería Ambiental y de Procesos, en el campo de la gestión de residuos urbanos y su aprovechamiento energético.
Águila calva en un vertedero de EEUU. Crédito: Andrea Westmoreland.

En Andalucía casi el 80% de los residuos sólidos urbanos (RSU) son depositados en vertederos. Este sistema de gestión es completamente contrario a los criterios de la Unión Europea. Los vertederos conllevan emisiones de gases de efecto invernadero y ocupan espacio innecesariamente. Esta situación se debe principalmente a dos razones: Andalucía presenta una tasa de vertidos de RSU muy baja y no se apuesta por instalaciones de aprovechamiento energético de estos residuos. El uso de tecnología de recuperación energética permitiría mejorar el impacto climático que tienen los RSU generados en Andalucía, y nos acercaría a los niveles de otros países europeos.

En la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad de Sevilla, hablamos con Pedro García Haro, investigador y profesor de la Universidad de Sevilla, sobre el trabajo que desarrolla su grupo de investigación, Ingeniería Ambiental y de Procesos, en el campo de la gestión de residuos urbanos y su aprovechamiento energético.

Habéis publicado un estudio sobre la gestión de residuos urbanos (RSU) en el que asegurais que Andalucía no se adapta a los criterios Europeos. ¿A qué se debe esto?

Se debe a que tenemos una tasa de depósito en vertederos que es muy superior a la que marca la directiva europea. En particular se debe a dos razones. A la baja tasa que la administración cobra para el vertido de residuos urbanos y a la inexistencia de instalaciones de aprovechamiento energético de estos residuos. En Andalucía no existe ninguna planta incineradora de aprovechamiento energético, que es una generación más avanzada. El uso de tecnología de recuperación energética permitiría mejorar el impacto climático que tienen los residuos urbanos generados en Andalucía.

En Andalucía casi el 80% de los RSU son depositados en vertedero. Los únicos que no se depositan son vidrios, una parte significativa de metales y algunos plásticos que están en envases. Todo lo demás están en vertederos. Lo cual es significativo y parece increíble que suceda esto en un ámbito europeo. Tanto el gobierno autonómico como las administraciones locales no son conscientes del reto al que se están enfrentando. 

Esta deposición en vertederos conlleva emisiones de gases de efecto invernadero y nos limita el espacio del que disponemos. Además nos priva de un desarrollo económico en la zona, porque todo lo que es la industria de la reutilización, reciclaje y aprovechamiento energético de residuos, se podría desarrollar de forma local y permitirá conectar las universidades con el tejido empresarial.

Como alternativa proponéis la valoración energética de los RSU. ¿En qué consiste estas tecnologías?

Valorar energéticamente un residuo se ha llevado a cabo desde el siglo XIX, cuando existían plantas incineradoras a una escala industrial. Esas plantas incineradoras tienen muchos problemas de contaminación sobre todo de gases. ¿Qué ha ocurrido? Pues que se ha generado una oposición social muy fuerte que ha quedado en la mentalidad de los ciudadanos. Nadie quiere tener un incinerador. Sin embargo, hay tecnologías innovadoras, que ya se han probado en otros países, y que permitirían quemar estos residuos de forma controlada, produciendo más energía y al mismo tiempo sin perjudicar el medioambiente. Esas tecnologías han sido analizadas en este artículo y en concreto las tecnologías de gasificación. Nosotros lo que proponemos es asociar a cada uno de los centros de procesamiento mecánico y biológico una pequeña planta de gasificación de residuos. Esto permitiría no solamente producir la energía necesaria para el funcionamiento de la planta, sino también exportarlo a la red. Por lo que sería una energía renovable.

¿Cómo funciona la gasificación de residuos?

Lo que se realiza es una combustión con falta de oxígeno. Cuando el material se quemar en ausencia de oxígeno suficiente se produce un gas combustible con unas propiedades similares a las del gas natural, aunque de peor calidad. Ese gas lo quemamos en un motor de combustión y producimos electricidad. Por supuesto se producen emisiones como en cualquier proceso industrial. Pero la cuestión es que en el diseño de las etapas se ha mirado muy bien cómo disminuir esas emisiones y atajarlas en el mismo momento de su producción. Con lo cual nunca saldrían de los límites del sistema de la planta y nunca serían emitidas al ecosistema.

Tras la quema, los residuos más peligrosos se concentran en forma de cenizas. Con estas cenizas disminuiría unas 50 veces o incluso 100 el volumen normal que ocupaban los residuos. Esto ya se podría almacenar en un vertedero, pero estamos  hablando de una producción que nos permite usar los vertederos actuales solventando el problema de espacio.

Al comienzo apuntabas a la tasa de vertido de RSU como una de las razonas por la que afirmais que Andalucía no está adaptada a las directivas europeas. ¿En qué consiste esta tasa?

Esa la tasa lo que implica es lo siguiente. Cuando un camión de basura llega al vertedero el gestor del vertedero, en nombre de la administración, le cobra una tasa por volumen. Esa tasa está destinada a los gastos que el gestor tiene por procesar la basura, recuperar metales o material que tenga valor, almacenar el resto y vigilarlo. Este coste lo estima la administración y esto es lo que se denomina como tasa de vertido. Claro, si el modelo de la administración es tener vertederos pues la tasa es baja. Si el modelo pasa a ser más sostenible, la tasa pasa a ser superior. Esto va a tener un impacto en el recibo. Nosotros, en Sevilla capital, la tasa de basura la pagamos junto con el agua. Pero si vamos a la factura veremos que la tasa de residuos que se paga en bastante baja. Con lo cual también debemos pedirle al ciudadano que se posicione y nos diga si quiere o no pagar por un sistema de gestión más sostenible. 

En Andalucía no se han desarrollado las tecnologías de gasificación debido a que la tasa que la administración está cobrando es muy baja. Con esta tasa tan baja no habrá un interés económico en otras alternativas. En los países de la Unión Europea esa tasa es dos o incluso cinco veces superior. Lo que implica que en es esos países sí compensa usar tecnologías alternativas. En nuestro caso, la administración cobra tan poco que poner un residuo en un vertedero es lo más barato.

¿Cuál es la situación de la valorización energética en Europa y en España?

Hay países como Suecia donde prácticamente no existen los vertidos. Todo se recicla o se hace una recuperación energética. De hecho se han vuelto tan eficientes en esa labor que incluso importan residuos sólidos urbanos de otros países. Esta actividad no está exenta de riesgos. Cuando entramos en flujos de residuos entre países de la Unión Europea, la sostenibilidad puede estar en riesgo. Pero bueno, es un ejemplo de que puede ser una actividad económica interesante. 

Andalucía y España somos farolillos rojos, no tenemos motivos para sentirnos orgullosos. Tampoco podemos sentirnos orgullosos por los cubos de basuras o el sistema de recogida de basuras. Es difícil que podamos aumentar la tasa de reciclaje si mantenemos el cubo gris tanto con restos orgánicos como otros residuos. Necesitamos tener un nuevo cubo que sea de residuos orgánicos, que permitiría recoger una fracción más significativa de metales y plásticos. 

A nivel nacional, Euskadi nos llevaría la delantera a Andalucía. Tienen recogida selectiva de residuos sólidos urbanos que han tenido cierto éxito, aunque no exentos de polémica. Después en Cataluña también tienen el contenedor marrón de sólo fracción orgánica, dividiéndolo del gris. Y después ha habido otras experiencias como en la provincia de A Coruña. No obstante, en cuanto a la valorización energética la comunidad de Madrid tiene amplia experiencia en la incineración de residuos y sería quizás el ejemplo más llamativo. Pero en España no se han aplicado tecnologías innovadoras o avanzadas como puede ser la gasificación. Siempre ha sido incineración convencional.

Las administraciones españolas ¿muestran interés por estas medidas? 

Existe un interés que surge sobre todo de los conocedores del tema, de los escalafones más bajos de la administración. Pero es una cuestión con alto componente político que muchas veces impide que lleguemos a una solución. Nosotros invertimos parte del tiempo en sensibilizar a la administración y a distintos colectivos. También solicitamos proyectos para unir a todos los implicados. Pero es una tarea ardua y echamos en falta más apoyo o una directriz clara por parte de la administración.

También queremos concienciar a los estudiantes universitarios. En mi departamento tenemos docencia en un máster que se llama Master en Ingeniería Ambiental, en el que tratamos temas de sostenibilidad. De hecho tenemos una asignatura, que se llama Economía Circular y Sostenibilidad, en la que formamos a los estudiantes en análisis críticos de procesos industriales. 

¿Crees que haría falta algún marco legal que potencias estas alternativas?

El marco legal actual es suficientemente claro porque es una directiva europea. Existe un documento a nivel estatal, que es el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos o PEMAR. En ese documento se enmarca unos objetivos muy claros de aumentar la recuperación energética tanto a nivel local como autonómico. Andalucía tiene actualmente una recuperación del 0 %, por lo que algo tendrá que hacer. 

También has realizado estudios en el almacenamiento geológico de hidrógeno, que es una tecnología interesante para ayudar en el mix eléctrico de las energías renovables. ¿En qué consiste esta tecnología? 

Esa tecnología no podemos decir que sea totalmente novedosa. Se viene aplicando desde los setenta en Inglaterra, pero con un objetivo diferente. El almacenamiento geológico de hidrógeno en Inglaterra se realizaba como una fórmula para evitar fluctuaciones en una materia prima, el hidrógeno, que se necesitaba para la industria química. Sin embargo, en el marco de un proyecto junto a la Universidad de Princeton, analizamos posibles alternativas para tener un almacenamiento de energía a gran escala. A gran escala significa que pueda ser usado para compensar la red eléctrica de un país.

Como ya existían plantas de almacenamiento geológico, pensamos que podría ser una solución. Que no será única, sino que estará dentro de un mix de energías renovables convencionales y almacenamiento de energía. El hidrógeno puede ser producido tanto a partir de fuentes fósiles como carbón o petróleo, o mediante fuentes renovables. Estas pueden ser con una base de carbono, como la biomasa, o puede ser la energía eólica o la solar. Esa producción, si queremos que sea para el futuro de la red eléctrica, debería ser sostenible. Así que si usamos fuentes fósiles, deberíamos siempre acoplarlas de sistemas de almacenamiento de CO2. Soy consciente de que esta parte es polémica, pero puede servir para alcanzar una curva de aprendizaje para que la tecnología madure. Y así cuando la tecnología eólica, solar y biomasa estén implementadas, el cambio sea menos traumático para la industria. 

Actualmente, ¿en qué punto se encuentra el desarrollo de esta tecnología?

Son diferentes eslabones que deben asociarse en un gran sistema. Algunos de esos eslabones están completamente desarrollados. Otros están en fase de desarrollo industrial y algunos están aún en una fase de desarrollo conceptual. Esto fue una de las cosas que hizo el proyecto, analizar el estado de cada uno de estos eslabones. Nos centramos en el almacenamiento geológico de hidrógeno y ver cómo se podía integrar.

El almacenamiento del hidrógeno se realiza en formaciones geológicas ¿Existen riesgos medioambientales o geológicos con esta práctica?

Ninguna práctica está exenta de riesgo. En el caso del hidrógeno, ya que existen experiencias previas, nos permite tener confianza en que no hay riesgo evidente o al menos no se han demostrado. Europa, y en concreto España, dispone de grandes extensiones en las que sería factible el almacenamiento geológico del hidrógeno.

Hay que diferenciar claramente que entre almacenamiento geológico del CO2 y del H, porque no son exactamente lo mismo. El almacenamiento de H requiere un espacio mucho menor que ocuparían como una manzana. Con el CO2 hablamos de grandes extensiones. Además serían instalaciones en las que ese hidrógeno estaría controlado, se estaría almacenando y extrayendo constantemente, con lo cual no sería un depósito a llenar y olvidarnos de él. Sería una instalación bajo observación permanente.

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