
¿Pueden ir de la mano los conceptos química y verde? La respuesta es un rotundo sí, a través de la química sostenible.
En la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad de Sevilla, hablamos con Carlos Carrasco, investigador del Departamento Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla, sobre cómo crear una química más sostenible.
Dentro de la industria se utilizan multitud de disolventes, “que son un medio necesario para que se den ciertas reacciones químicas para crear el producto deseado”. Estos disolventes que se usan “suelen ser compuestos clorados o que se descomponen al cabo de muchísimo tiempo” y “a la hora de extraer el producto el disolvente se tira”. El problema que se le plantea entonces a la industria es que estos disolventes son tóxicos y perjudiciales para el medio ambiente.
En la industria petroquímica muchos de sus residuos son utilizados como disolventes. La intención de químicos como Carlos es que aunque “hoy en día es necesario utilizar el petróleo, estamos buscando nuevas alternativas”.
La búsqueda de alternativas a los disolventes tóxicos es la idea fundamental de su equipo de investigación. Trabajan en el estudio de “líquidos iónicos, que son una alternativa como disolventes sostenibles”. Otras líneas que se pueden explorar son “las reacciones en ausencia de disolvente y el uso de dióxido de carbono supercrítico, en la que podrías usar el dióxido de carbono producido por multitud de empresas”.
El interés de Carlos se centra en los líquidos iónicos. Estos disolventes tienen “múltiples propiedades que nos dan beneficios frente a los convencionales”. Pero lo mejor de estos líquidos es que son reciclables. Tienen la capacidad de que “en una cantidad de disolvente podemos hacer multitud de reacciones consecutivas sin la necesidad de renovar el medio de reacción”. Es decir, en un líquido iónico puedo hacer más veces la reacciones que en un disolvente convencional. Carlos lo compara con darse un baño, tomar el agua usada, quitar la suciedad y volver a usarla. “Así por cada baño estarías usando muy poca agua”.
En definitiva, el trabajo de Carlos se centra en hacer que la química sea verde. Algo que la gente no suele entender porque “tendemos a pensar que en la química todo es peligroso”. Sin embargo, desde la química verde se intenta “reducir o eliminar la formación de compuestos perjudiciales para el medio ambiente”.
Pero para que la química verde funcione “debe de hacer unos controles de calidad estrictos, de manera que usemos las cantidades necesarias para que no sean peligrosas”. Estos controles deben delimitar las cantidades, ver dónde se almacenan los productos, etc. Este punto es importante porque siempre habrá peligro, pero con la ayuda de la química verde lo podremos reducir.
Y es que, aunque tenga mala prensa, la realidad es que “la química es necesaria porque ha permitido evolucionar a la sociedad”. A lo que también podríamos añadir que sin ellas no podríamos existir porque “nuestro cuerpo está repleto de reacciones químicas”.