🐼 Los osos panda gigantes (Ailuropoda melanoleuca) se alimentan en su gran mayoría de bambú. Es decir, tienen un menú alto en fibras pero bajo en grasas. Sin embargo, todos tenemos en mente la imagen de estos animales, rechonchos y achuchables. ¿Cómo es esto posible? Según un estudio, realizado por investigadores del Instituto de Zoología de la Academia China de Ciencias, la clave de este asunto se halla en los microorganismos que medran en el interior de los osos panda. Concretamente, en la microbiota intestinal 🦠
💩 Tras analizar las heces de estos animales, pudieron comprobar cambios estacionales en la microbiota. Durante el tiempo que crecen los brotes de bambú, entre finales de primavera y principios de verano, los minúsculos aliados de los osos les ayudan a almacenar grasa y ganar más peso. De esta forma, compensan la escasez de nutrientes que deben encajar cuando solo hay hojas de bambú para degustar. El gran artífice de esta estrategia parece ser una bacteria conocida como Clostridium butyricum, cuya población aumenta de forma considerable en los meses de brotes 🌱
🔍 Para comprobar que la microbiota intestinal afecta al metabolismo de los pandas, el equipo realizó un trasplante fecal de heces de panda recolectadas en la naturaleza a ratones libres de gérmenes. Tras este experimento, los ratones con una dieta de bambú resultaron incrementar de forma considerable su peso 🐁
🔬 El precursor de este mecanismo parece ser el butirato, producido por la susodicha bacteria. Esta molécula incrementa la expresión del gen Per2, el cual está implicado en la síntesis y almacenamiento de lípidos 🐼
En este comunicado de prensa dan más detalles sobre esta investigación 👉 A giant panda’s gut bacteria help it remain chubby while on a bamboo diet
🌳🐅🌳 Formando un cuarteado dosel de árboles. O una maraña de tallos, hojas y ramas. Creando una tela a través de la cual se escurre, para bailar con las sombras, la luz del Sol. Y entre ese baile, se esconde, repta, corre, salta, vuela, crece, compite, devora, es devorada y se descompone. La verás por todas partes, en el día y en la noche. Incluso más allá de la delgada capa de hojarasca y del húmedo barro que puedas excavar con tus manos. Incluso bajo la superficie de ríos imparables o tocando las nubes. Y más allá. Rodeada por el inmenso azul de océanos y mares. Medrando en lo más profundo, en los lugares donde el Sol cede su reino a otras fuerzas. También allí donde solo parece que hay arena y rocas azotadas por el calor. O donde el hielo y el frío reclaman su blanco dominio. O en tu interior, frenético, ordenado y apetitoso para amigos y enemigos. La vida, desafiante y cabezota, se pega a las todas superficies, rugosidades y escondrijos de la Tierra. Sobrevive y evoluciona, en una larga cadena temporal de criaturas que enmudece las décadas, siglos y milenios que puedas contar. Y ahí estás, Homo sapiens, pidiendo respuestas sobre los misterios de la vida. La ciencia tiene las respuestas que exige tu curiosidad. Y aquí, en Myrmarachne, te las relato 🌎 🌍 🌏
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